JUAN B: UN HOMBRE QUE HACE HISTORIA EN CHARALÁ - ANTES Y AHORA.

El 28 de septiembre de 2013, el profesor Jhon Fredy Suárez Solano, filosofo y docente en Charalá, publicó una nota titulada "JUAN B: UN HOMBRE QUE HACE HISTORIA EN CHARALÁ, que habla de Juan Bautista Cruz, quien falleció en las ultimas horas en el municipio de Charalá, quien aportó tanto en materia de Cultura e Historia al Municipio en mención...

Con la autorización del profesor Jhon Fredy, compartimos esta entrevista creemos que se actualiza en el tiempo y en ella resalta la importancia de un hombre que como Juan Bautista, han servido al municipio, Patrimonio Histórico y Cultural de la Nación, y merecen el reconocimiento por su legado...

Aquí está la entrevista escrita por el profesor Jhon Fredy Suárez Solano sobre tan ilustre personaje. 

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" Juan B es una de las personas que más sabe sobre la copiosa historia del municipio de Charalá, Santander. Entre libros, viejos archivos notariales y parroquiales, ha pasado los mejores años de su vida. Es un amante del conocimiento, un sabio como los antiguos, pero está muy lejos de ser un pedante. Su otra diversión además de investigar afanosamente la historia local, es enseñarla a quien se la pregunte. Cada vez que alguien quiere saber más sobre Charalá, sea estudiante de secundaria, universitario, periodista o alcalde, y puede localizarlo, Juan B es el más indicado para ese trabajo. 

 

Juan Bautista Cruz Salazar nació el 7 de Abril de 1938 en Coromoro, antigua provincia de Charalá. Le pusieron ese nombre por una doble casualidad.  Nació el día de San Juan Bautista y un tío suyo que criaba caballos también se llamaba así. Desde que aprendió a leer, se ha dedicado a saciar esa sed de conocimiento sobre la historia, especialmente local. Juan B es un autodidacta, no tiene ningún título universitario que lo acredite como historiador, sin embargo, fue Presidente del Centro de Historia de Charalá.  

 

-  Los que me han dado el título de historiador son los charaleños – Dice don Juan B con humildad sincera.  

 

A lo largo de todos estos años ha recolectado documentos con los que pretende, según dice, “rebatir” algunos errores y mentiras que se han dicho sobre la historia de los grandes personajes de esta región, como ocurrió en la conmemoración del 4 de Agosto de 1969, cuando Juan Bautista Cruz intervino en Charalá para controvertir la posición del historiador Horacio Rodríguez Plata, según la cual Antonia Santos había nacido en Pinchote (Santander)[2]. Cree que algunas personas inescrupulosas, han falseado ciertos episodios, inventando personajes inexistentes y creando genealogías falsas, con el propósito de sacar provecho personal y de ninguna manera han aportado al estudio e investigación, por el contrario, se han convertido en un obstáculo para conocer la verdad. 

 

Afirma que uno de sus hallazgos más importantes, es el de la partida de bautizo de Helenita Santos Rosillo, la sobrina de la heroína Antonia Santos Plata, que fue encontrada por él en Cincelada en el año de 1969. Ha hecho una extensa recopilación de documentos históricos que demuestran la importancia de la familia Santos Plata en la lucha por la independencia de este rincón del país. Sus fuentes de investigación han sido principalmente la Biblioteca Luis Ángel Arango de Bogotá, los archivos parroquiales y notariales de Charalá y Cincelada. 

 

-  Cuando estaba en el colegio, sólo se estudiaba historia patria nacional y no se sabía casi nada de la historia de los pueblos. Como no habían libros sobre esos temas, tuve que comenzar a investigar en los archivos parroquiales. 

Considera que su trabajo no ha sido tan metódico como el de otros historiadores de academia, aunque sí ha dirigido sus investigaciones en ciertas líneas específicas como son los sucesos de la batalla del 4 de Agosto, el papel de la heroína Antonia Santos y toda su familia en las luchas por la independencia. Un tema que lo ha obsesionado poderosamente es un trabajo de investigación sobre la descendencia de la familia Vargas Sarmiento, que es la familia del precursor de la independencia, Pedro Fermín de Vargas, que también dio una gran cantidad de médicos que fueron quienes establecieron la enseñanza de la medicina en Bogotá. Una mención especial le merece a Juan B el señor Antonio Vargas Reyes, quien es considerado el padre de la neurocirugía en Colombia y uno de los mejores de esa rama en Latinoamérica en el siglo XIX. Otro personaje a quien le ha dedicado buena parte de sus investigaciones, es a don Florentino Gonzáles, originario de Cincelada, quien fue catedrático de derecho y candidato a la presidencia de la República, migró a Chile donde fue también famoso y luego a Argentina, donde se convirtió en un personaje de talla nacional y se le reconoce como el padre del derecho constitucional argentino.[3] A pesar de su extenso trabajo de investigación, sólo ha podido publicar un par de textos, que fueron un encargo de la alcaldía de Charalá cuyos títulos son: “Identificación del patrimonio cultural de Charalá” y “Folklor charaleño”. 

 

Fuera de su afición por la historia, Juan B también es un hombre con compromiso social infranqueable. Ha participado en la creación de la Veeduría Ambiental en Charalá y ha enfrentado fuertes luchas por la defensa del agua, razón por la cual ha despertado tanto simpatías como enemistades. Se define a sí mismo como un luchador por la cultura. 

 

El Congreso de la República de Colombia declaró a Charalá, “Patrimonio Histórico y Cultural de la Nación”[4], en gran medida gracias a los aportes de importantes historiadores de la región como Juan Bautista Cruz, Álvaro Sarmiento y Edgar Cano entre otros, que durante los últimos años han logrado sembrar en la población charaleña, el orgullo patrio y la identificación con un pasado libertario, asociado con la insurrección comunera encabezada por José Antonio Galán, la importante participación en el Grito de Independencia del “tribuno del pueblo” José Acevedo y Gómez, y la valentía de la heroína Antonia Santos Plata, cuya muerte incitó los ánimos de la población e inspiró la intrépida Batalla del río Pienta el 4 de Agosto de 1819, sin la cual el triunfo de Bolívar en el Puente de Boyacá seguramente no habría sido posible.[5]

 

En el marco de la conmemoración del Bicentenario de las Independencias, el Consejo Municipal de Charalá emitió un Acuerdo por medio del cual lo nombra, “Patrimonio Cultural Viviente de Charalá”[7]. Cuando le pregunto qué se siente haber recibido tan importante reconocimiento, responde con algo de picardía. 

-  Ese documento no me ha servido ni siquiera para que me atiendan en el hospital.

Para un hombre que le ha dado tanto a este pueblo, uno esperaría algo más por parte de las autoridades locales y regionales. Más que historiador, Juan B es un servidor público que no tiene un puesto de trabajo. Sin tener un nombramiento como profesor, le ha hecho un gran aporte a la juventud charaleña, especialmente a los estudiantes, a quienes en varias ocasiones les ha ayudado con sus tareas y trabajos de grado. Ha participado innumerables veces en Conferencias organizadas por colegios, ha compartido sus conocimientos a través de la emisora y el canal de televisión comunitaria, desde que tiene memoria. Pero no todas las personas valoran y reconocen su trabajo.

 

-  Hay quienes piensan que este trabajo no vale. 

En un mundo dominado por el dinero, la cultura tiende a desaparecer porque es difícil cuantificar su valor en términos monetarios. Quizás por esta razón, algunos no consideran que el trabajo que realiza Juan B sea realmente un “trabajo” serio, como el de un ingeniero, un médico, un profesor o un político. Al mejor estilo de Sócrates, este hombre de baja estatura, pelo blanco y andar ligero, va por las calles de Charalá narrando a quien tenga oídos para oírlo  y quiera dedicarle unos minutos de su tiempo, la síntesis de alguna idea que viene madurando en su prodigiosa cabeza, sin cobrar un centavo por semejante regalo. Él trabaja mucho más que la mayoría de las personas a su edad, la diferencia es que también lo disfruta; pero no recibe un sueldo por su ardua labor, aunque en muchas ocasiones le han salido ácaros en la piel debido a su contacto permanente con archivos viejos y bibliotecas empolvadas.  

En los últimos años estuvo muy enfermo por una infección que le afectaba la piel, producto de la droga que estaba tomando. Pero en buena medida sus enfermedades fueron producto de la pobreza y el abandono en que se encontraba. Su trabajo de investigación se veía interrumpido por las labores domésticas como lavar su propia ropa, preparar su comida y buscar dinero para poder sobrevivir. Sus últimos día los pasó prácticamente en la indigencia. 

 

El estado lamentable en que se encontraba don Juan Bautista Cruz cuando murió, es un ejemplo del “valor” que le damos a un “Patrimonio Viviente”. Lo lógico sería que el trabajo duro de este hombre hubiera sido recompensado por una institución pública o privada, que subsidiara su labor para que él no tuviera otra preocupación que investigar y publicar los resultados de su búsqueda. Si nuestra sociedad tuviera más respeto por los sabios, Juan B no habría tenido que vivir en la pobreza absoluta en la que se encuentra, a la espera de que un alma caritativa le socorriera una ayuda para su sustento. 

La culpa en parte es suya, si hubiera sido “más responsable” como para dedicar su vida a trabajar en un empleo monótono con el que jamás se hubiera identificado, tal vez habría obtenido una pensión y una casa donde pasar sus últimos días dignamente. Si tan sólo se hubiera dedicado a buscar amigos poderosos a quienes venderle su alma a cambio de un puesto burocrático, o si hubiera sido tan gentil de hacerle los elogios a gente que no se lo merece pero que está bien ubicada en la cadena alimenticia del sistema político colombiano, tal vez don Juan no habría muerto en el olvido. 

 

Ese es el precio que pagó por haber vivido como un espíritu libre, por haber dedicado su vida al vicio incontrolable de saber y no buscar otra satisfacción más grande que la del trabajo duro y abnegado por la historia. Tal vez cuando ya no se encuentre entre los vivos, y como todo le ha llegado tarde, ojalá la parca se extravíe de camino y se olvide de llevárselo demasiado pronto, entonces se le hagan los homenajes, los reconocimientos póstumos y todos lamentaremos no haber hecho algo más por ese hombre extraordinario. Pero tampoco hay que guardar tantas esperanzas en ese sentido, en Colombia fue más trascendente y mojó más noticia la muerte de Pablo Escobar que la de Álvaro Mutis o García Márquez. Esperemos que con Juan B no se repita la historia que él conoce mejor que nosotros. Ojalá que ahora que Charalá ha sido declarada “Patrimonio Histórico y Cultural de la Nación”, tengamos en cuenta que Juan B también es un patrimonio viviente de este rincón de la patria."

 

 

Dice el profesor Jhon Fredy en su nota final:

 

"Escribí este texto en el año 2013 luego de haberle hecho una entrevista a don Juan B y como ven, la conclusión resultó premonitoria". 

 

Jhon Fredy Suárez Solano

Septiembre 28 de 2013

ver escrito de su fuente: AQUI

 

Créditos propiedad de su autor Jhon Fredy Suárez Solano.