Socorro, Santander, 213 Años del grito de Independencia.

La Independencia del Socorro en la génesis de la emancipación colombiana

 

Autor: Rodriguez Gómez, Juan Camilo

Desde los tiempos de la Revolución de los Comuneros de 1781 el Socorro había expresado su interés en convertirse en cabecera de un nuevo corregimiento que se derivaría de la fragmentación del de Tunja. La importancia política, económica y poblacional del Socorro era notoria para finales del siglo XVIII y había logrado preeminencia sobre las otras dos poblaciones notables de la región en los tiempos coloniales: Vélez y San Gil. De manera que cuando en 1795 se dividió el antiguo corregimiento de Tunja se constituyeron los corregimientos de Pamplona y de Socorro quedando subordinados a este último los cabildos de Vélez y de San Gil. Estableció así el virrey Ezpeleta -el 9 de julio de 1795- la Provincia del Socorro1, trascendental durante los años de la guerra de independencia y en donde continuaría luego una arraigada tradición libertaria a lo largo del siglo XIX. En ese escenario se produjo el primer grito de independencia de la naciente Colombia, a partir de los sucesos que se desencadenaron el 9 de julio de 1810 y que al día siguiente se formalizaron con el Acta de Independencia del Socorro, 10 días antes de lo acontecido en Santafé de Bogotá.

 

La noche del 9 de Julio de 1810.

En un memorial enviado el 16 de julio de 1810 por el Cabildo del Socorro al virrey, se describe así lo ocurrido en esa población a las 7 de la noche del 9 de julio de 1810: “Tres paisanos que pasaban por la calle de los cuarteles fueron requeridos desde el balcón donde estaban los soldados con fusiles, diciendo D. Mariano Monroy, “atrás”, y que si no, mandaría hacer fuego. A estas voces ocurrió el Pueblo, sobre el cual empezaron a llover balas de los balcones de los dos cuarteles que estaban uno frente de otro. Los Jueces por evitar un ataque tan desigual en que se había empeñado el Pueblo por la estratagema de Monroy, corrieron a retirar a la gente, lo que no pudieron conseguir tan pronto y tuvieron el dolor de ver que se hubiese quitado la vida a ocho hombres que no tenían más armas que las piedras que tomaban en la calle y que esto hubiese sido por más de sesenta soldados veteranos y algunos reclutas y paisanos que se hallaban en los cuarteles en lugar ventajoso y con armas superiores. Todo el resto de la noche pasamos en vela aguardando en la plaza a que el Corregidor nos acometiese con su gente…

 

El pueblo del Socorro, encabezado por José Lorenzo Plata y Miguel Tadeo Gómez, además de cientos de personas de algunos lugares aledaños se preparó para dar el golpe al corregidor Valdés. Se fueron reuniendo en la plaza conformando una multitud de alrededor de ocho mil personas y se desencadenó un fervor libertario imparable. Al amanecer del 10 de julio Valdés y sus tropas se escabulleron para refugiarse en el convento de los padres Capuchinos situado en la parte alta de la población. Este convento se había inaugurado en 1787 y para su erección había contado con el generoso aporte de la población, de manera que ahora convertido en refugio de los tiranos con la complacencia de los curas, se convertía en símbolo de opresión. De inmediato los socorranos sitiaron el convento y le cortaron el suministro de agua. El relato de los acontecimientos, en el mencionado memorial del Cabildo para el virrey, dejó el testimonio de lo que iba ocurriendo: “En el altozano de la iglesia y desde una ventana mataron a un paisano que tuvo el arrojo de llegar allá con una piedra en la mano. Desde la torre mataron a otro que se hallaba a dos cuadras de distancia; y sin embargo de que era mucho el fuego que se hacía, como ya obrábamos con algún orden, las desgracias no fueron según los deseos del Corregidor. El pueblo bramaba de cólera viendo salir las balas y la muerte, de una casa que no hacía muchos años que había edificado con el sudor de su frente no para que ofreciese asilo a unos caribes sino para que se diese culto a la Divinidad por unos ministros que aunque venidos de Valencia, de una provincia situada a más de dos mil leguas de aquí, jamás les ha faltado comodidad y satisfacción entre nosotros. Una acción de tan negra ingratitud convirtió de repente los sentimientos de veneración que tenía el Pueblo por el Convento y clamaba voces pidiendo no quedase piedra sobre piedra, y que se pasase a cuchillo a cuantos se hallasen dentro. Ya se preparaban escaleras para tomarlo por asalto sin temor de las balas y sin dar oídos a los jueces que veían que para rendir a los sitiados no era menester derramar más sangre. El furor de la multitud se aumentaba por instantes; y los jueces deseosos de evitar un espectáculo tan atroz intimaron a los Comandantes que se rindiesen prontamente, pues de lo contrario perecerían todos en manos de ocho mil hombres que los sitiaban.

 

Las autoridades españolas del Socorro, encabezadas por el corregidor José Valdés, el teniente coronel Antonio Fominaya y el alférez Mariano Ruiz Monroy, no tuvieron más alternativa que rendirse y fueron apresadas. Los llevaron inicialmente a la plaza donde el pueblo gritaba: “Viva la religión, viva Fernando VII, viva la justa causa de la nación!” El memorial del Cabildo para el virrey del 10 de julio de 1810 fue enviado de inmediato a Santafé y se dispuso dejar copias en los cabildos de Vélez y de Tunja, exhortándolos además para que instalaran sus propias juntas de gobierno desconociendo el mando del virrey. A Santafé llegaron las noticias de lo ocurrido en el Socorro el 16 de julio, cuatro días antes del “grito de independencia”. El propio José Acevedo y Gómez en carta del 19 de julio para el Comisionado Regio Antonio Villavicencio escribió: “Las hostilidades de Valdés han precipitado a la Provincia del Socorro a un rompimiento, como lo verá usted por la adjunta relación de los hechos más notables”. En el Acta de Independencia de Santafé se menciona también lo que acababa de suceder en el Socorro como razón adicional para el movimiento emancipador. Sin duda la independencia del Socorro, primera en estas tierras, impulsó la de Santafé y contribuyó a desatar la incontenible serie de movimientos en las provincias, que de la búsqueda de mecanismos para su gobierno llevaría a la guerra de independencia y a la creación de la República de Colombia en 1819....

 

#antenaradio76